Algunos pensaran que ser un adulto o un niño TEA acarrea problemas, y tienen razón, los problemas son diarios, ya cotidianos, para mí, un adulto de 42 años con un diagnóstico tardío fue un gran problema en la niñez sobretodo en la adolescencia, fobia social, timidez, estrés, depresión, aislamiento, falta de autoestima, y un largo etc.
Ahora ser consciente de que mi hija, el motivo de mi vida y todo lo que quiero, esté ad-portas de que ese largo etc. la acompañe durante su crecimiento como persona y eche por la borda sus sueños y ganas de vivir, no tiene lógica para mí en 2019 o en este país al menos.
Luego de estas palabras ¿Qué queda? ¿Cuáles son nuestras motivaciones? ¿Por qué seguimos adelante?... Para mi es sencillo, solo verla, oírla, sentirla, estar en su compañía hace el día más fácil, más alegre, genera ese optimismo que tanto me cuesta encontrar.
Después de una vida cuesta arriba, ella me enseña que hay algo bueno, algo por que luchar, personitas diferentes, honestas,